Películas para Recordar – Tiburón
Dirigida magistralmente por Steven Spielberg y considerada ampliamente como una de las mejores películas de la historia, Tiburón marcó un antes y un después en la historia del cine, entre otras cosas por ser la película más taquillera de todos los tiempos en la época de su estreno (superada 2 años después por el Episodio IV de La Guerra de las Galaxias) y por ayudar a establecer la fórmula de Hollywood utilizada para los taquillazos hoy en día.
Su exquisita trama nos ofrece de todo, desde el suspense más emocionante y terror visceral hasta el simbolismo de la clase política y su fraude hacia las masas. Todo empieza con la muerte de una chica por parte de un tiburón que de alguna forma llega a las playas de Amity Island, isla ficticia de Estados Unidos.
El cadáver llega a las manos del jefe de policía Martin Brody (Roy Scheider), quien deduce correctamente que la tragedia fue obra de un tiburón. Mucho riesgo se corre con semejante depredador suelto, con lo que ordena el cierre inmediato de las playas para todo público hasta nuevo aviso. Sin embargo, el alcalde no permitirá que esto suceda justo cuando va a empezar la temporada de vacaciones, ya que la economía de la ciudad se vería afectada. Como sucede a menudo en la vida real, un político pone al interés económico por encima del bienestar de los ciudadanos. Brody luchará por hacer lo correcto, pero los poderes fácticos han tomado su decisión. No habrá que esperar mucho por la siguiente víctima: un niño pequeño es el siguiente en ser devorado. La juventud ha pagado la negligencia de los mandatarios sociales, y ahora Brody llevará esta muerte en su consciencia.
Lo único bueno del asunto es que todo el mundo sabe ahora que un tiburón anda suelto y el alcalde ya no podrá ignorar el elefante en la habitación. Se ofrece así una jugosa recompensa para cualquiera que cace al animal, lo cual atrae a muchos novatos hacia la aventura. Y ciertamente, un tiburón es cazado y traído para reclamar el premio.
Todos felices… hasta que Brody examina secretamente el estómago del tiburón junto a un biólogo marino llamado Matt Hooper (Richard Dreyfuss), tras lo cual deducen que al no encontrar restos humanos, este no podía ser el tiburón que se comió al niño. La pareja intentará con mucha vehemencia de convencer al alcalde de que el peligro sigue acechando, pero este sigue haciéndose de la vista gorda… o viendo sólo lo que quiere ver.
Una vez más, la clase política defrauda a los ciudadanos a los que tendría que cuidar, mostrando una realidad que no es, un mundo de yupi que en verdad es película de terror, donde las mandíbulas de un sanguinario animal se incrustarán en una tercera víctima. Ahora sí están aquí las vacaciones, y los ciudadanos siguen a su alcalde hacia la playa sin gran preocupación, como terneras guiadas amablemente hacia el matadero, sólo para darse cuenta muy tarde… el tiburón aparece y hace de las suyas. Y entonces siguen dos de las escenas más interesantes de la película: la primera, Brody rescata a su hijo de la playa cuando por poco muere a manos del tiburón y lanza una mirada retadora al mar: ahora es personal. El héroe ha fallado en asumir responsabilidad, el mal se ha esparcido y ahora es su familia la que corre peligro. La segunda, en el mismo estilo, el alcalde, ahora arrepentido, le dice a Brody en el hospital: “mis hijos también estaban en esa playa”. Qué más da que sufran otros, pero cuando es la propia familia la que lo hace, de repente somos más compasivos…
Ahora ya no hay vuelta atrás, la única opción es confrontar al mal. Para ello, se contrata por 10,000 dólares a un cazador de tiburones profesional llamado Quint (Robert Shaw) para liderar la cacería. Así, se reúnen los 3 ingredientes necesarios para una cacería épica, donde Quint representa la fuerza bruta, Hooper la inteligencia y tecnología, y Brody la nobleza del héroe, ese que saca la inspiración en los momentos más difíciles, pero que también corre con la suerte de ser el último candidato para morir.
Juntos se enfrentarán al tiburón más obstinado e inteligente que el cine haya visto jamás, con escenas que todo aspirante a cineasta hará bien en ver más de una vez, con el tiburón presentado de forma indirecta la mayoría de las veces (música de suspense, aleta, cámara debajo del mar…), pero más que suficiente para estremecernos en la silla. Cierto que en esta forma de filmar mucho tuvo que ver que el tiburón mecánico se le estropeara a Spielberg y que no pudiera ser usado mucho, pero es que, como a menudo sucede, de la improvisación surgió una obra maestra.

Eduardo García

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La indiferencia por el sufrimiento de las personas termina cuando ese sufrimiento toca nuestra vida y es ahi cuando reaccionamos. Es por esto que la vida permite que nos suceda experiencias dolorosas para que aprendamos a ponernos en el lugar del otro.
Fabulosa película. Las he visto todas. Para pasar unas horas llenas de emoción y expectativa por lo que va a pasar…. logra su cometido.