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Películas para Recordar – Parque Jurásico

Parque Jurásico tiene el efecto que caracteriza a los clásicos. Cuando le recordamos, una cierta sensación especial nos invade el cuerpo. Al menos a mí me sucede. Tenía menos de 10 años cuando la vi por primera vez, y aún recuerdo la emoción de ver a los dinosaurios cobrar vida en pantalla, persiguiendo a seres humanos aterrorizados por su imponente tamaño. Pero más significativo aún, es que millones de adultos la hayan disfrutado como niños sin sentir que estaban viendo una historia infantil. Ciertamente, el mayor mérito de Spielberg fue el poder recrear a estos animales prehistóricos con la mayor dosis de realismo posible. Y sí, los dinosaurios son animales, y es por eso que Parque Jurásico se merece un espacio en nuestra sección de Películas para Recordar.

Grant con dinosaurio enfermo


Tal y como dije, lo que más disfruté al verla de niño fue el ver a los dinosaurios en acción. Sin embargo, al verla nuevamente como adulto esto pasó a un segundo plano. Resulta grato ver que hay algo de filosofía en la trama, y que, por más ridículo que parezca, la situación no es tan ficticia como puede parecer. En ella podemos ver temas como: los límites de la experimentación científica en nombre del supuesto “avance”, el Hombre jugando a Dios, la manipulación de la naturaleza, y otros…

Recordemos algo de la historia: John Hammond (Richard Attenborough) es un billonario filántropo que ha conseguido una fórmula para reproducir el ADN de dinosaurios y así poder hacerlos nacer de nuevo. Esto lo hace al encontrar mosquitos fosilizados que supuestamente habían picado a dinosaurios en aquellas épocas. De esta forma, estos mosquitos servían de puente hacia la composición genética de los dinosaurios y fueron utilizados por el equipo científico de Hammond para crear un parque de atracciones donde la gente podría venir a disfrutar de clones de velociraptores, triceraptos, tironausarios rex y otros. Y para evitar la reproducción natural entre ellos, sólo se clonaban hembras. ¿Suena a fantasía? No tanto. Recordemos que en el año 2009 científicos lograron “resucitar” a una especie de cabra montesa que llevaba extinguida desde el año 2000 a partir de tejidos congelados: muy similar a la forma en que el equipo científico de Hammond trajo a los dinosaurios a la vida. Algo así también fue usado para resucitar plantas que se consideraban extintas desde hacía más de 400 años.

La científica Catherine La Farge, de la Universidad de Alberta, logró percibir que todavía había algo de vida en plantas congeladas que se asomaban por debajo de glaciares, en un viaje que realizó a la Isla Ellesmere, muy al norte de Canadá. Con un poco de experimentación consiguió plantas verdes y frescas, traídas a la vida después de más de 400 años sin ser vistas. Pero, ¿qué hay de los dinosaurios? ¿Podrían ser resucitados? Sorprendentemente, Jack Horner, profesor de paleontología en la Universidad del Estado de Montana, nos da un categórico “sí”: “por supuesto que podemos traerles de nuevo a la vida. Su ADN ancestral sigue estando presente. La ciencia está allí. No creo que haya ninguna barrera, más que las filosóficas”. Es más, en diciembre de 2012, Horner afirmó que «en cinco años tendremos un dinosaurio vivo». Como dicen, la realidad supera a la ficción.

bebé dinosaurio saliendo de su huevo


Volviendo a la película, Hammond busca algo de promoción para el parque, y para eso contrata a los paleontólogos Allan Grant (Sam Neil) y Ellie Satler (Laura Dern), quienes visitan e inspeccionan las instalaciones con gran emoción, desconocedores de lo terrible que iba a ser la experiencia. Menos ingenuo resulta ser el tercer invitado, el doctor Ian Malcolm (Jeff Glodblum), quien se huele que no todo era color de rosa en el parque. Por ejemplo, esto es lo que le dice a Hammond respecto al control de reproducción que intentaba imponer en los dinosaurios (al sólo clonar hembras): “el tipo de control que estás tratando de ejercer, simplemente… no es posible. Si hay una cosa que la historia de la evolución nos ha enseñado es que la vida encontrará su manera. La vida se escapa, se expande a nuevos territorios y estrella contra las barreras, dolorosamente, quizás peligrosamente…”. Efectivamente, más adelante se dan cuenta que de alguna forma habían conseguido reproducirse de manera natural. Y como era de esperar, los dinosaurios terminan escapando del control de los humanos, haciéndoles víctimas de su propio experimento. Entre los perseguidos también se encuentran el nieto y la nieta de Hammond, que vinieron a disfrutar de la “brillantez” de su abuelo. Un detalle muy interesante de la trama, que simboliza al sufrimiento que las generaciones jóvenes tienen que pagar por las irresponsabilidades de los adultos.

Parque Jurásico - nietos de Hammond


En este caso, las ganas de Hammond de jugar a Dios, o dicho por el doctor Ian Malcolm: “Dios crea a los dinosaurios. Dios destruye a los dinosaurios. Dios crea al Hombre. El Hombre destruye a Dios. El Hombre crea a los dinosaurios.” Este juego termina resultando bastante caro, ya que mueren muchos personajes y sólo sobreviven unos cuantos. Dios nos salve de que algún multimillonario intente realizar algún experimento similar. Aunque bueno, sé de uno llamado Clive Palmer, al que le gustó tanto la película que ya ha dicho que quiere montar un parque jurásico. Pero no nos alarmemos: serán dinosaurios robots, así que a menos que la inteligencia artificial supere al control de los humanos, estamos sanos y salvos. Yo iré sin duda a visitar el parque del señor Palmer cuando se estrene… me muero por jugar con el tiranosaurio rex.

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Eduardo García

Eduardo García es un fanático del mundo animal y graduado de guión y edición de cine. Co-fundó Animaltia para hacerle un humilde homenaje a los animales del mundo, y escribe en las secciones de Películas y Animales Famosos.

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