Películas para Recordar – Los Demonios de la Noche
Inspirada en hechos reales (pero con muchos añadidos ficticios), Los Demonios de la Noche narra la caza de dos leones devoradores de hombres en Kenya (1898). Estos leones aparecían por la noche para arrastrar a los trabajadores de una obra de ferrocarril fuera de sus tiendas y devorárselos vivos. La película tiene muchos parecidos con Tiburón (sin llegarle a los pies en cuanto a calidad): una fiera que aparece para perturbar la paz de una comunidad humana, la responsabilidad tomada por un par de hombres valientes para luchar contra este mal, la negligencia e irresponsabilidad de la “autoridad oficial” ante una situación grotesca que claramente amenaza a la seguridad de los ciudadanos, y la introducción de un tercer héroe que representa la fuerza bruta y astucia para complementar la cacería final.
Parece que los guionistas intentaron de alguna forma replicar la fórmula exitosa de la película de Spielberg (más aún si tenemos en cuenta que el tercer héroe, encarnado por Michael Douglas, es un personaje ficticio que no existió en la historia real; ¿por qué forzaron los guionistas la introducción de este personaje?), pero sin mucho éxito.
La película empieza con la contratación de John Henry Patterson (Val Kilmer) por parte del financiero de la obra, Robert Beaumont (Tom Wilkinson). Patterson era un hombre cuya máxima aspiración durante mucho tiempo había sido la de ir a África para experimentar la riqueza natural del continente, para lo cual estuvo dispuesto incluso a perderse el nacimiento de su hijo que estaba en camino. Poco sabía él que su sueño terminaría convirtiéndose en pesadilla, algo así como lo que le pasó al personaje de Leonardo Di Caprio en Titanic al ganar los tiquetes para el crucero en un juego de cartas. Al llegar a Kenya, Patterson se hace amigo de uno de los jefes africanos de la obra, Samuel (John Kani), quien será su aliado incondicional durante toda la película, y que a su vez hace de narrador de la historia.
Los problemas no tardan mucho en llegar, ya que un león que vive en los alrededores aparece constantemente para comerse a los obreros.
Patterson decide tomar las riendas del asunto y se monta con un rifle en un árbol por la noche para cazar al depredador. Rápidamente consigue su objetivo, matando a un león y convirtiéndose en héroe ante sus subordinados, pero es fácil predecir que estamos muy pronto en la historia como para cantar victoria. Cuando la tranquilidad había vuelto, aparece el verdadero león para matar de nuevo, lo cual hace que cunda el pánico y que los obreros se revelen. Se le notifica a Beaumont (el financiero), quien resta importancia al asunto ya que sólo le importa que las obras terminen rápido. Aquí vemos simbolizada la negligencia de las autoridades oficiales, a las cuales les interesa más su propio bienestar económico que la seguridad de los ciudadanos.
Por otro lado, un nuevo descubrimiento sorprende a todos: son dos leones en vez de uno. Doble problema. Y ninguna de las trampas de Patterson sirven para cazarles. Es entonces cuando Beaumont reacciona y contrata al experimentado cazador Charles Remington (Michael Douglas) para incorporarse a la caza. Remington es un renegado que tiene una gran reputación en la zona: astuto, valiente y con una efectividad en la caza que hace que ningún depredador logre escapársele (aunque es un personaje ficticio; en los hechos reales, Remington nunca existió y Patterson cazó a los dos leones por sí sólo). También trae consigo a un equipo de cazadores nativos que le han acompañado en ocasiones anteriores, todo lo cual hace que los obreros tengan más confianza para seguir trabajando en la obra.
Sin embargo, ni siquiera la astucia de Remington combinada con la determinación de Patterson consigue parar a los leones, lo cual hace que la superstición africana invada el ambiente, otorgándoles cualidades divinas a la pareja de devoradores de hombres, llamándoles “El Fantasma y La Oscuridad” (esta es de hecho la traducción literal del título de la película de inglés a español). En este punto la película empieza a darle mucha fuerza al aire místico de los leones, intentando darle más interés a la trama, pero el resultado son escenas más bien cursis que rayan en el ridículo.
Un nuevo ataque que mata a más obreros que nunca hace que todos terminen marchándose (incluyendo los cazadores nativos del equipo de Remington), dejando solos a Patterson, Remington y Samuel, que siguen empeñados en enfrentarse al peligro en vez de huir de él (similar a los tres personajes de Tiburón que van hacia el mar para medirse solos a la fiera). El destino tiene preparado la muerte para uno de los tres, precio que habrá que pagar si se quiere acabar con la histeria en la zona.
Emocionante aventura, aunque no tanto para los críticos de cine, quienes en su mayoría vieron con malos ojos la película, incluso llegando a darle el premio Razzie a Val Kilmer como Peor Actor Secundario (algo que me parece totalmente exagerado). A pesar de todo, Los Demonios de la Noche tuvo dos grandes consuelos: el Oscar a la Mejor Edición de Sonido y el beneficio de 20 millones de dólares en taquilla. Como mínimo se puede decir que entretiene y que nos da a conocer, aunque con poca rigurosidad histórica, un suceso real y escalofriante que sucedió hace poco más de cien años. Los que quieran leer la verdadera historia narrada en primera persona por John Henry Patterson siempre pueden leer Los Devoradores de Hombre de Tsavo, libro escrito por él mismo y que hizo famosa a la historia. Es más, el Museo Field de Historia Natural de Chicago compró (por lo que hoy vendrían a ser unos 66 mil dólares) las pieles de los leones y los reconstruyó para exhibirlos en sus instalaciones, donde los visitantes pueden darse el morbo de ver a los ojos a unos animales que se devoraron a unos 135 hombres (según Patterson).
Los cuerpos de los devoradores de hombres de Tsavo, reconstruidos en el Museo Field de Historia Natural de Chicago
Sin embargo, lo verdaderamente impactante es que algunas poblaciones tengan que estar mirando detrás del hombro constantemente por temor de ser devoradas por un animal. Eso sí que es escalofriante.

Eduardo García

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Interesante película y muy bien contada..
Todo un pueblo aterrorizado cazando a los dos leones que devoraron 136 hombres .
Me gusta mucho estos artículos de Películas para Recordar..
Una historia real de la situación de terror que vivió este pueblo.
Espero que nos sigas visitando y disfrutando de la sección : Películas para recordar.
Gracias IWM por tu comentario.
Aparte de la patética introducción de Douglas y su cohorte de la etnia Masái y al margen del rigor, o no, de la narrativa, esta la que yo considero como la falta mas grave, utilizar leones que no son de Tsavo ya que estos no tienen apenas melena, quizás se deba a que no hay leones «domesticados» de esta reserva africana. Una pena desvirtúa mucho la historia, al margen de esto, la actuación prácticamente en todo el film de leones reales para mi hace que sea una gran pelicula. Como curiosidad apuntar que el primer animal cazado por Val Kilmer si es un león de Tsavo. Saludos.