Cómo hacer feliz a tu perro
Habrá oído decir que el perro es el mejor amigo del hombre y que haría todo por hacerte feliz, sin embargo, ¿te has preguntado cómo devolverle el favor? En este artículo compartiré algunos consejos para que tu mascota se sienta satisfecha con su vida.
Antes de entrar en materia, vamos a aprender sobre las emociones de los perros. Gracias a los estudios científicos recientes podrás comprender cómo funciona su cerebro, y te sorprenderás cuando descubras que el mundo de las emociones caninas no dista mucho del de los humanos.
¿Cómo sienten los perros las emociones?
Los perros, del mismo modo que los seres humanos, sienten emociones como alegría, tristeza, enfado y miedo, fácilmente identificables en su lenguaje corporal. Cómo alegar que los perros carecen de emociones, cuando vemos la felicidad que experimentan cada vez que uno llega a casa, la diversión que sienten cuando juegan, o la gran tristeza tras la muerte de su dueño.
Los perros, al igual que las personas, tienen un centro de placer en el cerebro que les proporciona sensaciones agradables. Las neuro-hormonas asociadas con la felicidad como la dopamina y la oxitocina, son compartidas por todos los animales mamíferos. Los gestos de afecto y las miradas son algunos de los comportamientos que están regulados por la oxitocina, llamada la hormona del amor. Es conocida por producir un sentimiento inmediato de satisfacción personal y también por impulsar el vínculo emocional entre padres y descendientes, lo que ayuda a asegurar la continuidad de la especie. Conociendo esta función vital, los investigadores japoneses Nagasawa, Kikusui, Onaka y Ohta (2009), de la Universidad de Azabu (Japón), estudiaron el papel de esta hormona en el vínculo interespecies humano-perro.
Para realizar este estudio invitaron a 55 propietarios con sus respectivos perros. Se formaron 2 grupos: interacción experimental y control experimental.
En el primer grupo, los dueños interactuaron normalmente con sus perros por un tiempo de 30 minutos, mientras que en el de control experimental no se miraban directamente cuando interactuaban.
Los dueños del primer grupo fueron a su vez divididos en 2: los que recibían miradas de mayor duración de sus perros (ML) y los que recibían miradas de menor duración (MC). Los niveles de oxitocina resultaron más altos en ML que en MC después de la interacción experimental, aunque no después de la situación de control experimental.
Los investigadores concluyeron que las interacciones humano-perro, en especial las iniciadas a partir de la mirada del perro, podían incrementar los niveles de oxitocina en la orina de los dueños, y que estas estaban relacionadas con comportamientos de apego.
Nagasawa y colaboradores (2015) reelaboraron su investigación anterior complejizando el experimento. Tomaron muestras de orinas antes y 30 minutos después de la interacción en pareja humano-perro y humano-lobo criados por humanos.
Analizaron las interacciones: 1) mirada del dueño, 2) mirada del perro, y 3) toque al perro. Dividieron nuevamente a los dueños en 2 grupos: ML=21 y MC=9. Realizaron comparaciones entre las interacciones perros-humanos, lobos-humanos (11) y los niveles de oxitocina. Se observó un incremento mayor de los niveles de oxitocina en el grupo de ML que en el de MC. La duración de la mirada del perro y del contacto con el perro, explicaron el aumento de las concentraciones de oxitocina en los dueños y perros.
Los lobos no mostraron contacto visual reciproco con sus dueños y las miradas que se realizaron no causaron cambios en la oxitocina de dueños ni lobos, posiblemente porque los lobos no utilizan la mirada como forma de comunicación social con el humano.
Estos hallazgos muestran que la oxitocina no solo tiene un papel vital en la socialización humana, sino que también desempeña un papel importante en la personalidad del perro, promoviendo la comunicación entre perros – humanos y el desarrollo de relaciones afectivas.
El tercer estudio proviene del neurocientífico Gregory Berns, de la Universidad Emory (Atlanta), líder de The Dog Project, una investigación pionera realizada en el 2014 que consistió en detectar las áreas del cerebro que se activaban ante la señal de recompensa. Berns y sus colaboradores entrenaron a 12 perros para que entraran a un escáner de imágenes por resonancia magnética de forma voluntaria y se mantuvieran quietos durante 30 segundos, pudiendo abandonar el estudio en caso de que no quisieran estar en el escáner, al igual que cualquier humano voluntario. Debido a que estas máquinas emiten zumbidos fuertes, se utilizaron protectores de oídos con el fin de reducir el ruido y así evitar el estrés que podría causarles. No se les anestesió, ya que en ese estado no podrían experimentar ni expresar emociones.
La investigación tuvo como centro de estudio el núcleo caudado que se encuentra cerca del centro del cerebro, entre el tronco encefálico y la corteza. El núcleo caudado es rico en receptores de dopamina (neurotransmisor involucrado en la sensación de placer); es una estructura común a todos los cerebros, especialmente en el de los mamíferos, que vincula la recompensa y la motivación con la acción. Cuando esta estructura se activa en los perros, se puede interpretar que están experimentando emociones positivas al anticipar que algo bueno o que les gusta va a suceder. Esto es completamente análogo a lo que sucede en los cerebros humanos en las mismas condiciones, explica Berns.

Dr. Gregory Berns y Callie, una mestiza de 2 años que adoptó cuando tenia 9 meses de edad. La entrenó para que entrara al escáner y usara protección auditiva.
Imagen cedida por: Dr. Gregory Berns
Para llevar a cabo esta investigación, los perros fueron entrenados para responder a las señales de manos de sus dueños: una asociada a un premio en forma de alimento y la otra con ausencia de premio.

Imagen B: Mano izquierda hacia arriba indicaba recompensa de hot dog.
Imagen cedida por: Dr. Gregory Berns
Se observó que el núcleo caudado del cerebro estaba significativamente más activo ante la señal manual de una recompensa en comparación con la señal manual de no recompensa. Esto sugiere que los perros experimentan emociones positivas cuando anticipan que algo bueno va a venir, en este caso, el alimento. Berns afirma: “muchas de las cosas que activan el caudado en los humanos, las cuales se relacionan con emociones positivas, también activan el caudado en los perros. Los neurocientíficos llaman a esto homología funcional, y podría ser un indicador de emociones caninas”.
Siguiendo los pasos de Berns, recientemente un equipo de la Universidad Eötvös Loránd, de Budapest, aplicó la misma técnica para determinar si los perros también procesaban el tono de voz de la misma manera que las personas. En el estudio participaron 22 personas y 11 perros, ambos expuestos a 3 tipos de sonidos para comparar los resultados entre los humanos y perros: vocalizaciones humanas, vocalizaciones de perros y sonidos ambientales no vocales, así como una base silenciosa. El análisis reveló que la corteza auditiva (la región del cerebro encargada de procesar los sonidos) de los humanos y los perros respondía de la misma manera. Esto significa que, ante un quejido, una risa o un llanto, la reacción del perro es análoga a la del humano, lo cual ayudaría a comprender por qué el vínculo entre el dueño y perro es tan fuerte, y cómo pueden estar en sintonía con sus sentimientos y los diferentes estados anímicos.
Una última investigación que quisiera compartir acerca de las emociones del perro fue publicada en mayo del 2012 en la revista Animal Cognition, realizada por las psicólogas Deborah Custance y Jennifer Mayer del Goldsmiths College de Londres, departamento de psicología. Trató sobre la capacidad que tienen los perros para empatizar cuando su dueño o alguna persona extraña se sienten tristes o se encuentran en una situación emocional difícil. En el estudio participaron 18 perros de diferentes razas y edades, los cuales fueron expuestos a diferentes situaciones, donde un dueño o persona extraña: 1) dialogaba de manera casual, 2) fingía llorar, o 3) tarareaba.
De los 18 perros, 15 se acercaron cuando lloraban, mientras que 6 lo hicieron durante el tarareo. Lo que llamó la atención a los investigadores es que los perros no solo se acercaron a su dueño para consolarlo cuando lloraba, sino que hicieron lo mismo con personas extrañas con quien no mantenían ningún vínculo emocional. Los perros se acercaron a la persona que estuviera llorando sin importar su identidad. Por lo tanto, “respondían a la emoción y no a sus propias necesidades, lo que sugiere un comportamiento de ofrecimiento de confort empático”, según Jennifer Mayor.
Recomendaciones para que su perro sea feliz
No es difícil de lograr. A continuación explicaré varias pautas sencillas que ayudarán a conseguir esta meta.
Proporciónele una dieta equilibrada y sana: una nutrición deficiente puede mantener a su perro en un bajo estado de ánimo constante. El alimento exacto para él dependerá de su edad, salud y nivel de energía. En el caso de que opte por comida comercial asegúrese que sea de alta gama, nunca la genérica de los supermercados. Si prefiere la comida natural y casera, lo mejor es que se asesore con un nutricionista veterinario para una dieta personalizada. No olvide suministrarle diariamente agua limpia y fresca.
Mantenga a su perro activo: su perro necesita liberar energía, y lo mejor para esto son las caminatas diarias. Si es posible llévelo al campo, a la playa o de excursión, todas buenas opciones para interactuar con nuevos espacios, olores y estímulos visuales. Si su perro ladra excesivamente, destroza objetos del hogar, muebles, ropa o presenta problemas de conducta, puede indicar falta de ejercicio físico.
No olvide completar su cuadro de vacunación antes de sacarlo a caminatas por la calle.
Proporciónele cariño: abrácelo e intente que se sienta un ser importante en su vida. A los perros les encanta que se les acaricie, en especial si lo hace la persona por quien sienten gran afecto. La liberación de oxitocina es beneficiosa, tanto para la salud de su perro como la suya propia.
Regálele masajes: los masajes tienen diversos beneficios para los perros, incluyendo la relajación que causan.
Consígale un compañero animal: en caso que pueda permitírselo, este podría ser el mejor regalo. Estar solo en casa todo el día puede matar de aburrimiento a un perro hasta el punto de deprimirse. La compañía de otro perro o gato ayuda a disminuir la soledad.
Organice salidas con otros perros o personas: nada como la interacción con seres de nuestra propia especie. Llévelo de paseo con otros perros, coordine con sus amigos con mascotas días de juegos, o asóciese con grupos amantes de los animales. Si su perro es tímido o temeroso, preséntele pocos perros hasta que se familiarice y adquiera confianza.
Aprenda lo que le gusta a su perro y consiéntalo con ello: descubra lo que le divierte, por ejemplo, jugar con la pelota, ir a la playa o caminar. Además, es una buena manera de establecer un vínculo fuerte y de confianza entre ustedes dos.
Cómprele juguetes periódicamente: conocemos la sensación. Después de un tiempo, todos nos terminábamos acostumbrando a nuestros juguetes cuando éramos niños, y los perros no son la excepción. Si le compra juguetes nuevos con cierta frecuencia, su perro tendrá un constante pasatiempo en la casa.
Utilice reforzamiento positivo en vez de castigo: felicítele, acaríciele u ofrézcale su comida preferida cuando se lo merezca. Nunca lo golpee ni maltrate psicológicamente como castigo, ya que se asustará y desarrollará una personalidad ansiosa e insegura, lo cual afectará su felicidad. Trátelo con amor y respeto, tal como le gustaría que lo hicieran consigo.
¿Cómo puede saber si su perro es feliz?
Observe su lenguaje corporal, ya que existen señales que pueden comunicarle lo que está sintiendo. Comprenderlas no es difícil y le ayudará a saber si su perro está feliz o triste.
–Sus ojos están relajados: parpadea suavemente y a veces sus ojos parecen entrecerrarse. Su mirada transmite tranquilidad.
–Boca relajada: se encuentra ligeramente abierta, como si estuviera sonriendo. Un perro jadeando excesivamente cuando no hace calor o no ha realizado ninguna clase de ejercicio suele ser una señal de estrés.

Imagen cedida por: Pixabay
–Mueve la cola: lo hace de un lado a otro, junto con todo el cuerpo. Los perros de cola corta moverán el inicio de la cola junto con la parte trasera del lomo.
–Frente suave: los perros, al igual que las personas, pueden expresar preocupación con el ceño fruncido. Un ceño relajado refleja tranquilidad.

Imagen cedida por: Pixabay
-Hombros bajos y extremidades traseras elevadas: son una clara invitación a jugar.

Imagen cedida por: Pixabay
Conclusión La felicidad de su perro está directamente vinculada a su manera de cuidarlo y tratarlo, por esto es importante que antes de adoptarlo, analice si tiene el tiempo y la disposición para su cuidado. Si quiere que su perro sea feliz, cuide su salud física, móntele un ambiente entretenido en casa e inclúyalo en sus planes cotidianos.

Cristina Pichon Wütscher

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